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sábado, 3 de junio de 2017

El represor Ricardo Von Kyaw fue apartado de 4 causas de lesa humanidad

SE SIGUEN BENEFICIANDO

En una nueva decisión que favorece a genocidas de la última dictadura por la tardanza de la justicia, el Juzgado Federal 1 de La Plata apartó al represor del Destacamento de Inteligencia 101, Ricardo Luis Von Kyaw,  por “incapacidad sobreviniente” ya que padece cáncer terminal. El genocida eludió un juicio oral en 2014 por estar prófugo y anduvo por Paraguay, Uruguay,  Brasil y Panamá. Se dedicó a negocios de seguridad privada y tras ser capturado recibió la domiciliaria. Estaba procesado en las causas por los CCD “La Cacha”, los “Pozos” de Banfield y Quilmes y la Brigada de San Justo.

Por HIJOS La Plata
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A fines de mayo el Juzgado en lo Criminal y Correccional Federal 1 de La Plata, a cargo de Ernesto Kreplak, informó que suspendió el trámite del proceso penal sobre el ex teniente del Destacamento 101 de Ejército Ricardo Luis Von Kyaw, de 68 años, y decretó su inmediata libertad por su “incapacidad sobreviniente” derivada de un cáncer cerebral terminal, según un informe del Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema (CMF) fechado el 15 de marzo pasado.

APTITUDES ESPECIALES
El Teniente Primero del Ejército Ricardo Luis Von Kyaw cumplió tareas como Oficial en la Sección Central Reunión de información del Destacamento de Inteligencia 101 entre el 15 de diciembre de 1976 y el 7 de julio de 1978, fecha en la que se dispuso su pase a retiro. Alumno ejemplar, en el ’76 realizó el curso de “Técnico de Inteligencia” en la sede de la Escuela de inteligencia del Comando de Institutos Militares del Ejército Argentino, y aprobó con concepto “Sobresaliente”. En su legajo personal se le reconoce la especialidad “AEI” (Aptitud Especial de Inteligencia), lo que da cuenta de su específica preparación para llevar a cabo las tareas represivas para la Jefatura II de Inteligencia y el Comando de Brigada de Infantería X de La Plata, ambos de la subzona operativa Nº11 en el esquema del terrorismo de Estado.
El accionar del Destacamento 101, ubicado en calle 55 entre 7 y 8 -pleno centro de La Plata, comprendía tanto a los asuntos vinculados con la “línea de comando ordinaria” (Comisarías, Unidad Regional, dependencias del Ejército, Plan Cóndor, etc.), como en los que tenían que ver con la “línea de comando Jefatura” (por ejemplo, Dirección General de Investigaciones de la Policía de la Provincia de Buenos Aires). Por ello, y más allá del rol central en operativos represivos vinculados exclusivamente a “La Cacha”, varios de los integrantes del plantel del 101 están procesados en las causas de los CCD de las Brigadas de Investigaciones de La Bonaerense de Camps (Quilmes, Banfield y San Justo). Quizás por ello, consciente de su responsabilidad en centenares de secuestros, torturas y desapariciones, el ex teniente demostró su especial aptitud para profugarse de la justicia cuando lo llamaron a dar explicaciones de su pasado.

FUGA Y NEGOCIOS
La detención de Von Kyaw fue ordenada el 16 de febrero de 2010, y al determinarse que estaba prófugo se le dictó orden de captura internacional. Hay varios detalles sobre la fuga del represor que dan cuenta de cómo trabaja la justicia federal argentina. El represor se fugó en febrero de 2010, al conocerse su procesamiento en causa “La Cacha”. Al parecer fue avisado por teléfono por otro de los militares apresados en ese expediente, que estaba detenido pero no incomunicado, y que su todos los nombres de los requeridos en la causa porque estaban en la orden de detención que la policía exhibió ante cada imputado. Para colmo, cuando llegan con la orden a buscar a Von Kyaw, tenían consignado el numeral del edificio  pero no el departamento, con lo cual se debió una nueva medida y se perdieron horas fundamentales para la huida del genocida a Paraguay, destino de fuga elegido en los ’80 y ’90 por connotados otros represores como Samuel Miara y Omar Alonso, apropiadores de hijos de desaparecidos que pasaron por La Cacha.
Cuando fue finalmente detenido en un hotel de la capital de Panamá en 2014 llevaba un pasaporte falso a nombre de un ciudadano alemán de nombre de pila “Jürgen”, nacionalizado paraguayo. Indagado por autoridades panameñas el represor admitió que lo había "comprado" en Paraguay. Entonces se decidió realizar el "fichaje”: enviaron sus huellas digitales a Alemania y a Paraguay para constatar los dos orígenes que indicaba el pasaporte. Las huellas también fueron enviadas a Interpol y así surgió que tenía pedido de captura internacional ordenada por la justicia federal platense. Expulsado a Argentina fue detenido en el aeropuerto de Ezeiza. Cerraba un periplo de prófugo que lo había llevado por Paraguay, Uruguay y Brasil. En un inicio, la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), que compartió luego la búsqueda con la Policía Federal, logró ubicar a Von Kyaw en Paraguay. También, determinó que salía de ese país a localidades del sur de Brasil para realizarse atenciones frente a un problema de salud y que en varias ocasiones pudo trasladarse por tiempos prolongados a la República de Uruguay a atender negocios. Un informe de la Unidad de Información Financiera indicó que al momento de fugarse Von Kyaw era el gerente de la empresa de seguridad privada “Consultora Videco S.A.”, director de “Argenpolo S.A.” e integrante de la Cámara Argentina de Empresas de Seguridad e Investigación (CAESI). Allí figura que tuvo acreditaciones anuales en cuentas bancarias a su nombre y en otras en las que figuraba como titular junto a otras personas por más de 38 millones de pesos en 2008, por casi 41 millones y medio en 2009 y por casi 14 millones en 2010, hasta que se fugó. Con la resolución sobre su “incapacidad sobreviniente” queda también en suspenso esta investigación sobre cómo hizo para financiar su huida y sostenerse económicamente, realizando viajes, consultas y atenciones médicas y alojamiento de primer nivel, lo que empezaba a entrever una potencial red de financiamiento de represores prófugos.

DEFECCIONES
Tras la captura el juez Manuel Blanco procesó al represor con prisión preventiva el 18 de julio de 2014 como coautor mediato de 153 casos de secuestros y torturas de víctimas que permanecieron privadas ilegalmente de la libertad en  el Centro Clandestino de Detención “La Cacha”. Además se lo puso a disposición y se le tomó indagatoria en las causas por los CCD Pozo de Quilmes (Nº 605), Pozo de Banfield (Nº737) y Brigada de San Justo (Nº 373).
En ese mismo momento, y 21 meses después de haber sido elevada a juicio, la causa por los crímenes cometidos en “La Cacha” tuvo debate oral en el TOF 1 de La Plata entre diciembre de 2013 y octubre de 2014. Allí se condenó a 17 represores por hechos específicos del CCD y a otros dos por los homicidios de Marcelo Bettini y Luis Bearze. Von Kyaw eludió el juicio porque se profugó y recién fue detenido con el debate en marcha.
En verdad desde 1983 la justicia disponía de de la declaración conjunta que parte de los sobrevivientes de este CCD ante la Comisión Arquidiocesana para los Derechos Humanos del Arzobispado de Sao Paulo (conocido como Clamor), donde se aportaban un croquis y una descripción de las instalaciones, su distribución interna, una lista con los apodos de los represores y la pertenencia a cada arma o dependencia que intervenía.
Según el Trabajado de Recopilación de Datos de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, por “La Cacha” pasaron al menos 239 personas, 98 de las cuales fueron desaparecidas, 64 liberadas, de 15 se desconoce el  destino, y hubo al menos 9 niños nacidos en cautiverio apropiados desde el hospital lindante al predio del CCD.
Pese a haber eludido el juicio “La Cacha”, la investigación sobre Von Kyaw parecía encaminada, ya que en abril de 2015 su procesamiento fue parcialmente confirmado por la Sala III de la Cámara Federal de Apelaciones de La Plata. Pero pronto comenzaron las defecciones de la justicia penal platense. En enero de 2016 el juez Laureano Durán, por entonces subrogando la titularidad del Juzgado Nº1, le concedió el arresto domiciliario, sin oposición de los fiscales, en la casa del hijo del represor, Kurt Von Kyaw, en calle Pacheco de Melo Nº 1967 Planta Baja "B", en la Ciudad Autónoma de Buenos Aire. Eso sí, Durán ordenó custodia de Gendarmería y monitoreo electrónico de parte del Programa de Asistencia de Personas Bajo Vigilancia Electrónica de la Dirección Nacional de Readaptación Social del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación. Durán actuó amparándose en que el reo presentaba “diagnóstico de melanoma (inicialmente estadio IIb) con recidiva local axilar y probable diseminación a nivel pulmonar y suprarrenal, tratándose de una patología neoplástica, irreversible y en aparente progresión”. Un mes más tarde el juez Kreplak, ya como titular del  Juzgado Nº3 hizo extensivo el beneficio al resto de las causas que lo tenían imputado.
Antes de proceder a la clausura de la instrucción de la residual de “La Cacha”, en febrero pasado se dispuso que el CMF evalúe al represor, que hoy tiene 68 años. En la pericia el Dr. Juan Carlos Romi –por el CMF- y el perito de parte Mariano Castex concluyeron que Von Kyaw “presenta síntomas de alteraciones psicopatológicas que configuren una perturbación psíquica manifiesta, por lo tanto sus facultades mentales, no encuadran dentro de la normalidad psicojurídica”. En base a ello la defensa del genocida pidió la suspensión del proceso y la fiscalía requirió una junta médica que lo evaluara.
Realizada la junta en abril pasado con peritos de todas las partes, se ratificó el estado de salud antes mencionado y los fiscales Marcelo Molina, Hernán Schapiro y Juan Martín Nogueira entendieron que “no existen fundamentos para oponernos al pedido efectuado por la defensa del imputado”. El diagnóstico valoró que el asesino “razona, discierne, discrimina y valora con relativo juicio crítico de realidad”, pero que “su capacidad judicativa se muestra debilitada y pauperizada”. Agregó que “presenta un síndrome depresivo reactivo situacional consecutivo a un proceso cerebral orgánico de origen tumoral…afección tórpida y progresiva cuyo pronóstico es ominoso e irreversible (cáncer que evoluciona hacia un periodo terminal)”. Esto ha sido motivo suficiente para concluir que el genocida aún impune no se encuentra en condiciones de enfrentar un proceso judicial.
Más allá del dictado de la libertad de Von Kyaw, el juez Kreplak trató de explicar que como la suspensión es temporal y “fundada en una incapacidad sobreviniente”, se mantendrá la prohibición de salida del país del genocida, se le requerirán informes de salud trimestrales y “la tramitación del proceso proseguirá a los fines de continuar investigando los delitos cometidos, las víctimas y los autores de los mismos, que fueron cometidos en el centro clandestino de detención y tortura conocido como ‘La Cacha’”. El problema es que la causa residual por “La Cacha”, cuyo tramo principal tuvo sentencia hace 3 años, no tiene más imputados. Más que una mera desprolijidad, esta es la muestra cabal del interés investigativo que la justicia federal platense, en este caso la secretaria del juzgado Ana Cotter, otorga a tan importante porción de los crímenes de Estado

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