Hace apenas tres días, murió en nuestra ciudad Rodolfo González Conti, quien fuera Director de Seguridad de
Junto con Miguel Etchecolatz era quien comandaba la represión en
La responsabilidad de los crímenes cometidos bajo sus órdenes, nunca fue juzgada.
Al retornar la “democracia” fue uno de los cientos de represores beneficiados por
La impunidad que le garantizaron los gobernantes durante los años posteriores, le permitió envejecer sin tener que rendirle cuentas a nadie.
25 años después de los delitos que cometiera (estaba imputado por cientos de desapariciones forzadas, asesinatos, secuestros y torturas) apenas fue decretada su prisión domiciliaria.
Cómodamente, en su casa de calle 43 entre 7 y 8, rodeado de su familia, murió sin que la justicia llegara a condenarlo.
Fue enterrado en el mismo cementerio local donde todavía quedan los rastros de las tumbas NN.
Consuela saber que las ratas, se pudren como ratas, en su propio ser.
Como dice Girondo:
“Que los ruidos te perforen los dientes,
y la memoria se te llene de herrumbre,
de olores descompuestos y de palabras rotas.
Que te crezca, en cada uno de los poros,
una pata de araña”
El kirchenerismo se jacta de ser un gobierno que hizo bisagra en materia de derechos humanos. Nos preguntamos ¿de qué justicia se está hablando?
Quienes garantizaron su muerte, sin condena, son cómplices de una de las más profunda heridas que puede llevar sobre sí un pueblo; la impunidad.
¡¡¡Que no descanse en paz ese asesino!!! (Q.E.p.no.d.)
HIJOS regional