NO AL 2x1 - Basta de domiciliarias a los genocidas! * SI NO HAY JUSTICIA... HAY ESCRACHE * A dónde vayan los iremos a buscar!

viernes, 10 de diciembre de 2010

De los “sueños compartidos” a los “sueños rotos”


por Demian Paredes

Cuando todavía me quedaba algo de adolescente, allá por 1997, supe de Hebe de Bonafini. Yo salía del secundario y me había(n) hecho cartero, y laburaba –el primer año a pata, otros tres en bici- llevando las boletas del primer “boom” de los celulares: las de Movicom. Y entregaba en todos los barrios. Desde las villas de José León Suárez o Morón, hasta las zonas más chetas de La Lucila o San Isidro. Recorría todos los barrios, los ricos y los pobres (en estos últimos, calles de tierra y nenes descalzos como –doloroso- paisaje habitual).
Y leía los diarios. Comenzaba a politizarme y había –entre las noticias políticas, internacionales (deportes y policiales leía poco y nada)- una discusión particular: los indultos de Menem. ¿Había que derogarlos (la medida perdía así su valor legal) o anularlos (la medida perdía sus efectos retroactivamente)? Y ahí, entre esas discusiones estaba Hebe. Hebe y los Hijos, claro. Y marchábamos. E íbamos –entusiastas, con mucha bronca, energía militante y ansias de justicia- a los escraches a los milicos. Y pusimos en montones de lugares (en Capital y el GBA) “comités juveniles contra la represión y la impunidad”. Junto con abogados y profesionales del naciente Ce.Pro.D.H. Me acuerdo que inventamos un cantito que pegó mucho: “PJ, Alianza, la impunidad avanza”.
Y Hebe y las Madres decían cosas parecidas y muy buenas. Porque rompían con los relatos dominantes hasta entonces: el relato militar, que decía que los milicos tomaron el poder para “salvar la nación” de la “subversión apátrida”; y el del alfonsinismo, la Conadep y el “Nunca Más” de Sábato, que postuló la “teoría de los dos demonios”). Las Madres planteaban un tercer relato: el que reivindicaba “la militancia que dio la vida por cambiar el mundo”, como sus hijos desaparecidos. Una lucha armada heroica contra las clases dominantes. Esta era una lectura muy ofensiva en medio de la hegemonía neoliberal menemista. Pero para mí era equivocada, porque no compartía la estrategia pro guerrillera que reivindicaba.
En ese mismo período conocí a la izquierda. Leí, discutí, pensé, comparé y actué. El relato de la izquierda marxista era otro. Como dice acá FR, citando un artículo que se puede leer acá, era un “cuarto relato”, uno que ponía “el eje en el carácter de clase del genocidio que vino a parar un enorme ascenso de clase trabajadora que cuestionaba las bases mismas del capitalismo y su régimen.” Yo adherí a esa visión. Entonces me terminé haciendo trosko del PTS.
Pero a pesar de las diferencias –que no eran pocas-, con los Hijos y las Madres siempre compartimos muchísimas acciones en común (acciones que muchas veces fueron reprimidas y perseguidas por la policía). Pero también compartimos la condena del sistema capitalista, de la corrupción política y sobretodo de la represión y de todo intento de reconciliar al pueblo con sus verdugos. Podría decir que con Hebe –que le dio un pañuelo a nuestro compañero Raúl Godoy hace ya casi 10 años en un acto en Zanón bajo control obrero, tras un fallido intento de desalojo de los obreros-, teníamos “sueños compartido”: meter a todos los milicos (y a los políticos y jueces que los defienden) en cana, con la lucha obrera, juvenil y popular en las calles.
Pero esos sueños “compartidos” se terminaron. Si ya habían comenzado a resquebrajarse cuando Hebe pasó de la crítica a “todos los políticos corruptos” al apoyo a un gobierno burgués como el de Kirchner (reformista, transversal, lo que quieran… pero capitalista al fin), que se apropió del relato de las Madres sobre los ’70. Y más aún cuando Hebe sostuvo que podía haber “reconciliación” con los militares. Ahora los sueños se rompieron en mil pedazos, perforados por los tiros de la Federal –y su responsable Aníbal Fernández- y la Metropolitana de Macri. Ahora Hebe es una “empresaria social” y fue su oscuro abogado Sergio Schocklender el que llamó a la represión de las familias pobres sin casa que ocuparon los predios que estaba construyendo su fundación “Sueños Compartidos”.
Esta movida de las Madres viene de hace rato. Como recuerdan los compañeros de La troska Rosario, en Julio de 2010, Schoklender propuso hacer “un convenio con el Ejército Argentino para construir las viviendas. Esas viviendas, de ese convenio, son las que se iban a construir en Villa Soldati. Cuando Schoklender le propuso el convenio con el ejército, Hebe dijo: “Me parece fantástico. Es el mejor mensaje que le podemos enviar a la sociedad de cara al futuro”.
Sí, con el Ejército Argentino! Leo esto y me vuelven a la cabeza aquellas duras palabras de Hebe cuando decía que los Hijos que agarraban la guita de las indemnizaciones que daba el estado eran “prostitutas” y cuando defendía a capa y espada el lema “no olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos”. ¿A ustedes no?
Triste, muy triste, pero es así. Según Página/12, Hebe y su fundación hoy son “la mayor empresa constructora de vivienda social de la Ciudad Autónoma. La obra de Los Piletones, en particular, fue licitada por la Corporación del Sur en 2007 y la Fundación de las Madres ganó el concurso con comodidad a empresas privadas”. Y se creyó lo de ser una “empresa privada”. Y como tal no tuvo el menor empacho en ir a la “justicia” capitalista a exigir que desalojaran a inmigrantes, pobres y trabajadores que no tienen más que necesidades (básicas insatisfechas). Podríamos decir que tampoco tienen “donde caerse muertos”… pero la muerte fue lo único que encontraron ayer en Villa Soldati.
Los hechos hablan por sí solos. Por eso la desorientación y los síntomas de crisis entre las filas kirchneristas empiezan a aparecer nuevamente, como El Dotor, que dice “la discusión no puede ser si se usaron balas de goma o de plomo. La discusión es que hubo dos muertos. Ferroviarios, Formosa, Villa Soldati”, y se pregunta “¿Qué pasa?”… como si fuera el “¿Qué pasa General…?”
Pasa Dotor que el fortalecimiento del kirchnerismo tras la muerte de su líder, ahora en manos de Cristina, lejos de “profundizar el modelo”, está profundizando su giro a la derecha, como nos cansamos ya de repetir y demostrar en este blog y en el resto de la troskósfera. Esto envalentona a las fuerzas de represión para imponer el orden del único modo que saben hacerlo. Pero no lo hacen solas… las mandan. Como dice en un post Ezequiel Meler, otro kirchnerista que no esconde su desconcierto, “Es indudable que las Fuerzas de Seguridad deben responder a un poder político al que no siempre responden. Su conducción, en cualquier caso, es responsabilidad política. Si las mandás, hacete cargo de lo que hacen o dejan de hacer. Si no, mandá otros interlocutores, que los hay, y tratá de contener y descomprimir.” Bueno, es obvio que no “mandaron a otros” Ezequiel. Mandaron a la cana, así, de una. Sin mediar palabra ni negociación. Como suelen hacer los patrones. Y a la cana la mandaron entre Mauricio, Aníbal y Sergio. El resto de la historia ya es conocida.
Hay que decirlo con todas las letras. Estos nuevos asesinatos “nacionales y populares” ponen –y reafirman- definitivamente que las Madres, aunque a muchos nos duela, terminaron en la barricada contraria a la clase trabajadora, la juventud oprimida y el pueblo pobre. Y en esa barricada no sólo están los capitalistas, los punteros, los políticos corruptos… el propio kirchnerismo, allí están también, sobretodo, los milicos formados en la dictadura, los que torturan y desaparecen a Julio López o a pibes como Luciano Arruga, los carros hidrantes, las balas de goma y las de plomo, allí está la represión y la muerte a los trabajadores y el pueblo. Allí están los asesinos de sus hijos. Lamentable, pero cierto.
Nosotros, como dice Octavio, estamos del lado de los muertos. Esa fue, es y seguirá siendo nuestra barricada.


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