¡¡LA LUCHA SIGUE!! LUNES 21 DE FEBRERO 2011 – DESDE LAS 16 HS ACTO Y FESTIVAL RECTORADO DE LA UNLP – 7 e/47 Y 48 La ley de educación superior. 15 años de luchas estudiantiles. Desde la segunda mitad de la década del ’90 la aplicación de las políticas neoliberales en la educación universitaria empezaba a marcar un camino del que hoy sentimos las consecuencias: la aprobación de la Ley de Educación Superior en 1996 fue un punto de inflexión donde las luchas estudiantiles se multiplicaron buscando frenar el proceso que el Estado y los gobiernos que se sucedieron hasta hoy tenían pensado para los estudiantes y para el sistema educativo en general. Muchos de nosotros recordamos la persecución que la policía efectuó aquel 20 de febrero de 1996, cuando la ciudad entera fue el escenario represivo que paradójicamente garantizó la sanción de una ley. El objetivo fue clarísimo: que no se organizara otra manifestación como la de la semana anterior (15 de febrero) que con un multitudinario abrazo a la manzana del ex Jockey Club detuvo la sesión del Consejo Superior de la UNLP donde se trataría a puertas cerradas la polémica ley. Para los que no la vivieron, o eran muy jóvenes todavía, es fundamental contarles los hechos y sus consecuencias porque de eso se trata la transmisión del conocimiento y la continuidad de las luchas. Esa mañana todos los que éramos estudiantes, docentes o teníamos que ver con la Universidad estábamos preparados para ganar las calles. No tenía que pasar la ley y eso era una convicción de todos los sectores estudiantiles que luchaban por la educación pública y gratuita, incluido el acompañamiento de organizaciones de DDHH, partidos de izquierda y trabajadores organizados. El entonces rector de la UNLP, Luis Lima, varias veces repudiado por HIJOS por sus vínculos con la última dictadura, se valió del apoyo de Alberto Piotti, a la sazón secretario de Seguridad de la provincia, para hacer funcionar la Asamblea Universitaria a cualquier precio. La represión desatada fue premeditada y el operativo policial desplegado fue muy significativo de prácticas de inteligencia típicas de la Bonaerense de los ’70. Muchos de los compañeros detenidos, sobre un total de casi 400 personas, entre ellos varios menores, eran parte de los grupos que en la semana anterior se habían movilizado contra la LES y habían sido reprimidos, individualizados e impedida su participación en la asamblea por orden de Lima. La ciudad de La Plata estuvo sitiada desde muy temprano, la cantidad de efectivos fue de varios centenares y se pudo comprobar por la vía de los hechos que la inteligencia policial seguía funcionando aceitadamente contra los luchadores populares, ya que muchos de los dirigentes de las organizaciones estudiantiles de ese momento fueron detenidos selectivamente durante la noche anterior, incluso en las puertas de sus casas. La votación de la ley se iba a realizar en el edificio de la biblioteca de la Universidad , a puertas cerradas, para lo cual toda plaza Rocha fue vallada y en varias cuadras a la redonda los policías uniformados y de civil, con patrulleros o en autos particulares fueron individualizando y levantando a todos los militantes que se dirigían a la intersección de las calles 7 y 60. Pasado el mediodía la lucha se volcó a la exigencia de la libertad de los compañeros detenidos y hacia la anulación de las causas que se les imputaban. Durante la tarde, en las puertas de 1 y 60, la movilización fue multitudinaria, e igual de grande fue la represión. El gobernador Eduardo Duhalde mandó a reprimir de manera tan violenta que hubo decenas de heridos por causa de los disparos. Un periodista recibió un disparo de itaka en la pierna a quemarropa por estar filmando la represión y las caras de sus autores. El 20 de Febrero del ’96 La Plata fue una ciudad ocupada por la policía. Todo el centro, la zona de las Facultades y el bosque fueron invadidos por miles de efectivos para desactivar la lucha estudiantil y garantizar la votación de la LES . La investigación de estos hechos fue mínima, y las consecuencias de las responsabilidades políticas nulas. El jefe de la Unidad Regional de La Plata, comisario mayor Basilio Holos, que ordenó que salieran a patrullar "automóviles no identificables" siguió en funciones. Por la cacería desplegada, sólo fueron “sancionados” administrativamente el comisario inspector Julio Sáenz Saralegui, responsable del operativo, y otros 11 uniformados. Es importante aclarar que la sede de Infantería de 1 y 60, el lugar donde muchos de nuestros compañeros fueron detenidos ese día sin ningún motivo, tiene su historia, ya que en el pasado fue uno de los 12 Centros Clandestinos de Detención donde se coordinaba la represión en La Plata durante la dictadura, como parte del llamado CIRCUITO CAMPS. 20 años después se utilizaban los mismos métodos y los mismos lugares de detención para frenar la lucha popular. Las luchas de los años ‘90, contra la Ley de Educación Superior y en los demás conflictos que atravesó la educación, tuvieron esas características: de un lado el poder del radicalismo en la Universidad, y el PJ y la franja morada, cómplice de sus políticas y principal fuerza de la mayoría de las facultades y del movimiento estudiantil de nuestra zona. Del otro las marchas de miles de estudiantes que peleaban contra el avance del modelo de exclusión, y que marcaron un camino y fueron foco de una lucha que luego de décadas no pudieron parar, y que aun hoy tiene su continuidad. Los años’90 fueron épocas duras para el movimiento de Derechos Humanos. Los juicios a los genocidas estaban completamente paralizados, gracias a los pactos de impunidad vigentes en leyes y decretos elaborados por los gobiernos radicales y peronistas de Alfonsín y luego Menem. Las represiones a los que se oponían al modelo eran moneda corriente y la metodología de la desaparición forzada de personas volvía a tener un peso trascendental en la circularidad de la historia, cuando un estudiante de periodismo fue secuestrado y desaparecido en plena democracia. Hablamos de Miguel Bru. Pero esos hechos hicieron surgir nuevos compromisos de resistencia. Las marchas de antorchas eran la demostración de que los estudiantes estábamos vivos y concientes de que la lucha contra la impunidad continuaba. Porque la represión contra los estudiantes también continúa. En diciembre pasado vimos cómo el gobierno del peronista Schiaretti en Córdoba reprimió salvajemente una movilización a la Legislatura de esa provincia en rechazo a la nueva Ley de Educación, sancionada en el mismo momento en que se garantizaba el voto con palos, balas y detenciones. Los estudiantes cordobeses denunciaron que la persecución continuó incluso después de la sanción de la ley, con hechos como la infiltración de efectivos en la Asamblea Interestudiantil, intimidaciones hacia estudiantes del secundario en espacios públicos tratándolos de “revoltosos”, o persecuciones nocturnas con interrogatorios fuera de lugar a referentes estudiantiles cordobeses. Estos gobiernos, el nacional, el provincial y el de la Capital Federal, tienen diferencias sólo discursivas, porque a la hora de tomar posición la respuesta es siempre la misma, la represión. En el 96 la policía nos filmaba desde los techos, la inteligencia policial de la dictadura seguía intacta y funcionando a pleno. Hoy la historia se repite: se sigue criminalizando a los que ellos consideran que son los que fogonean las luchas, como los compañeros de Quebracho condenados el año pasado por protestar, como el compañero Roberto Martino preso por protestar y por ser referente de su organización. El autodenominado “gobierno de los Derechos Humanos” tiene más presos políticos que todos los gobiernos constitucionales que lo precedieron desde el año ’83. Este día, 20 de febrero, es un día más de lucha y de compromiso militante, los estudiantes tienen que ser los protagonistas principales y expresar así el conflicto de manera contundente para que la sociedad toda se haga carne de sus reclamos en una nueva y única lucha de los obreros y los estudiantes, por seguir el camino de los 30.000, de los compañeros de la noche de los lápices y tantos otros anónimos que de una u otra forma combaten el poder del Estado y sus fuerzas represivas, como Mariano Ferreira y tantos que cayeron enfrentando a la burocracia, a los gobiernos represivos y las patronales saqueadoras... La LES fue y continua siendo un intento de destruir la educación, de ir hacia su privatización, de adecuarla a las necesidades del mercado y no del pueblo, de dejar de formar una masa crítica y convertir a la Universidad en una fábrica de empleados al servicio de las multinacionales, por eso permite que los organismos del Fondo la controlen, por eso transan la entrega de las tierras y ponen a los estudiantes a ser mano de obra gratis para distintas empresas, por eso destrozan día a día los planes de estudio y meten cursos de ingreso cada vez más restrictivos, por eso quieren que los jóvenes se amolden a este modelo. Y esa es la idea de los que hace quince años votaban la Ley y que durante este tiempo la sostuvieron, por más que ahora se disfracen de progresistas! Hoy debemos volver a poner en pie al movimiento estudiantil, junto a las organizaciones de trabajadores y sus luchas, y como siempre decimos, ese será el mejor homenaje a todos nuestros compañeros luchadores!
A 15 AÑOS DEL 20 DE FEBRERO DEL ’96.
¡LA LUCHA SIGUE! LUNES 21 DE FEBRERO 2011 – DESDE LAS 16 HS ACTO Y FESTIVAL RECTORADO DE LA UNLP – 7 e/47 Y 48
+ ABAJO LA L.E.S.
+ EDUCACIÓN PÚBLICA Y GRATUITA.
+ BASTA DE REPRESIÓN Y GATILLO FÁCIL
HIJOS LA PLATA
“A 15 años ese aparato sigue intacto”
El objetivo de la jornada además de recordar y repudiar los acontecimientos de ese 20 de febrero, fue demostrar cómo la LES afecta hoy en día a la educación y cómo el aparato represivo sigue intacto a pesar del tiempo transcurrido.
Daniela Ramos, presidente de la Federación Universitaria de La Plata –FULP- dijo que “las luchas que se estaban llevando adelante en ese momento, que venían encabezando el movimiento estudiantil, hoy sigue vigente. Una de ellas tiene que ver con el modelo de educación, el modelo de universidad que vemos que sigue vigente a través de la Ley de Educación Superior, que habilita y sustenta la mercantilización del conocimiento, que habilita que existan aranceles, ingresos restrictivos. Vemos necesario llevar adelante una discusión hacia un modelo de Universidad y de educación realmente emancipadora”.
Explicando qué implicancias tiene la ley en la actualidad, Daniela afirmo que “la LES a través del tiempo ha tenido significancias muy grandes en la Universidad. […] Si bien en los medios Nacionales y desde el Gobierno se sustenta que ha crecido la cantidad de presupuesto destinado a la Educación lo cierto es que gran parte de ese presupuesto se destina a lo que es la educación privada. Por otro lado, la orientación de los distintos planes de estudio: el profesional que busca insertarse en la sociedad tiene más que ver con las necesidades del mercado que con las necesidades concretas de la sociedad.”
Tomando parte del cambio de esta ley Juan señaló que “apostamos a desatar nuevos procesos de movilización como los que se dieron en ese momento […] Y poder empezar a discutir e implementar la nueva Ley de Educación Superior. Que garantice la educación pública y gratuita y al servicio del pueblo y no que garantice los negociados de empresas multinacionales que tenemos hoy en día”, mientras que la representante de la FULP comentó que“ estamos planteando que tiene que haber una discusión abierta que involucre a los distintos sectores para ver hacia qué modelo de Universidad queremos avanzar”